Se realizó en Lisboa el XI Congreso Iberoamericano de Indicadores de Ciencia y Tecnología

Bajo el lema «25 años de RICYT: lecciones aprendidas y desafíos futuros», y con la misión de debatir sobre el estado del arte de la medición de la ciencia y la tecnología en Iberoamérica, entre el 17 y el 19 se llevó a cabo en Lisboa, Portugal, el XI Congreso Iberoamericano de Indicadores de Ciencia y Tecnología. El encuentro fue organizado por la Red Iberoamericana de Indicadores de Ciencia y Tecnología (RICYT), el Observatorio Iberoamericano de la Ciencia, la Tecnología y la Sociedad (OCTS) de la OEI, la Dirección General de Estadísticas de Educación y Ciencia (DGEEC), el Instituto Universitario de Lisboa (ISCTE) y la Fundación para la Ciencia y la Tecnología (FCT) de Portugal. A su vez, se contó con el apoyo de la Junta de Andalucía y BPI/Fundaçao La Caixa.

La apertura contó con la presencia del ministro de ciencia, tecnología y educación superior de Portugal, Manuel Heitor; el ministro de ciencia, tecnología e innovación de Colombia, Tito Crissien; y del secretario general de la OEI, Mariano Jabonero. También formaron parte de la mesa María de Lurdes Rodrigues, rectora del ISCTE; María Joao Cabral, directora de la Fundaçao La Caixa; y Rodolfo Barrere, coordinador de RICYT. Se contó también con un mensaje en video de Diana Morant, ministra de ciencia e innovación de España.

Realizado a partir de una modalidad híbrida que combinó actividades presenciales y virtuales, a lo largo del XI Congreso se ofrecieron conferencias de figuras de destacadas figuras. La primera de ellas estuvo a cargo de Mario Albornoz, coordinador del OCTS y fundador de RICYT, y tuvo el título de “RICYT: 25 años entre lo global y lo local”. Las restantes conferencias estuvieron a cargo de Fred Gault, de UNU-MERIT, y de Alexandre Quintanilha, investigador de IBMC-UPorto y presidente de la Comissão Parlamentar de Cultura e Comunicação de Portugal.

En total, tuvieron lugar más de 100 ponencias que fueron transmitidas en directo a los 800 inscriptos que ingresaron en la plataforma web del encuentro durante sus tres días de duración. Como en todas sus ediciones anteriores, el XI Congreso sirvió para discutir los temas tradicionales vinculados a los indicadores y extender el alcance del debate hacia aquellas áreas de trabajo que pudieran entregar nuevas herramientas para el análisis de la ciencia, la tecnología, la innovación y su relación con la sociedad y el desarrollo en la región.

Los discursos de apertura

Durante la inauguración del XI Congreso, Heitor afirmó: «Hoy tenemos una sobrevaloración de los indicadores de impacto económico, que son relevantes, pero nos damos cuenta de que la actividad científica es cada vez más relevante y es, por lo tanto, fundamental conocer cada vez más la ciencia y la tecnología». Para reforzar esta importancia, el ministro subrayó la diferencia entre los 460 millones de inversión en ciencia y tecnología en Portugal en 1995, cuando se creó la RICYT, y los 3200 millones que invierte el gobierno en la actualidad. “Este camino no se habría emprendido si no hubiera indicadores que nos permitieran tener una noción exacta de dónde estamos y dónde queremos estar”, concluyó.

A continuación, Crissien dijo que la «producción y el análisis de indicadores son fundamentales para promover y evaluar las políticas públicas y permiten orientar la cooperación internacional de manera más estratégica y eficiente», mientras que, en su video, la ministra Morant pidió que “las nuevas tecnologías están en todas partes, pero tenemos que conseguir que lleguen a todos».

Mariano Jabonero: «El trabajo de RICYT ha permitido que Iberoamérica cuente con un volumen de información que en otras regiones no existe».

Jabonero, por su parte, consideró a la RICYT como la “columna vertebral de la colaboración iberoamericana” y afirmó que la Red ha creado “una metodología para que los responsables políticos tomen mejores decisiones políticas”. El secretario general de OEI recordó la labor fundamental de Mario Albornoz, fundador de la RICYT, quien “dedicó toda su vida a una causa en favor de la ciencia y dejó una obra bien hecha que todos disfrutamos”. En conclusión, Jabonero pidió “una cooperación en la que el foco sea la ciencia y la información compartida, que no sea sólo retórica”.

Cuando tomó la palabra, Rodrigues aludió a la presencia de Portugal en los comienzos de la RICYT como una iniciativa del por entonces ministro de ciencia, Mariano Gago, y subrayó la estrecha colaboración del país luso con una mención especial al Manual de Lisboa, creado hace 15 años en el marco de la Red. La rectora de ISCTE-IUL destacó que la RICYT se ha afirmado «como un espacio de formación y capacitación para varias generaciones de jóvenes y algunos son hoy destacados líderes nacionales e internacionales».

María de Lurdes Rodrigues: «La labor de RICYT es fundamental para la actualización metodológica de los indicadores en ciencia».

Por último, en su rol de coordinador de la Red, Barrere cerró la apertura con la información de que «la RICYT cuenta con más de 200 indicadores publicados y cinco manuales, lo que demuestra el valor que se ha dado a los indicadores en la región iberoamericana».

Recordar avanzando

Cuando llegó el momento de su conferencia, Mario Albornoz, fundador de la RICYT y actual coordinador del OCTS, recorrió la trayectoria de la Red y sus principales retos y logros a lo largo de 25 años marcados por un crecimiento constante, aunque no exento de obstáculos.

“Debemos profundizar en la información en las sociedades iberoamericanas y en el desarrollo de capacidades”, propuso Albornoz. “La calidad de los datos depende en gran medida de la formación de las personas que los producen y de mantener viva la tensión entre lo global y lo local. Mantener y mejorar lo que se puede comparar y contribuir a la búsqueda de nuevos indicadores que puedan ser expresivos de cada región».

Mario Albornoz: «Uno de los desafíos de RICYT es aprender de los otros, pero siempre reflexionando desde lo propio con un sentido estabilizador».

Evaluación de la actividad científica

Al inicio del panel “Indicadores y evaluación de la actividad científica”, Jesús Sebastián, investigador jubilado del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), habló sobre el uso de los indicadores a lo largo de los años, primero como herramientas de métrica y gestión, luego como información para definir objetivos de política científica, elementos normativos, estándares y fuentes para rankings, y finalmente como alimento para el campo científico e instrumento de evaluación de la investigación. «En el binomio evaluación-indicadores, lo importante es la evaluación”, dijo. “Los indicadores son secundarios.”

Laura Rovelli, representante del Foro Latinoamericano de Evaluación Científica (FOLEC), compartió la contribución de este organismo a la agenda iberoamericana de políticas e indicadores y de evaluación científica al señalar como principal objetivo el avance hacia una plataforma interoperable en la región de América Latina y el Caribe (ALC), lo que implica implementar políticas de identificadores únicos para cada artículo de revista y cada investigador, así como también construir una base de datos regional. “La cuestión de la evaluación responsable forma parte de la agenda del conocimiento y de las políticas, en relación con el uso excesivo e indiscriminado de indicadores métricos en la actividad científica, especialmente para evaluar el desempeño individual de los investigadores”, agregó.

Sesiones paralelas del primer día

Durante el primer día del XI Congreso, las sesiones paralelas abarcaron distintos aspectos del universo de articulación entre la ciencia y la sociedad como I+D, cultura científica, el uso del español y el portugués como lenguas del conocimiento, el impacto social de la ciencia y la tecnología, la sociedad digital, la percepción pública de la ciencia y la apropiación social de la ciencia y la tecnología, entre otros.

“El papel de las instituciones de I+D en la innovación y la problemática de la vinculación”, sesión moderada por Hernán Jaramillo (Universidad del Rosario, Colombia), incluyó un debate acerca de un déficit histórico en la región: cuáles son los modelos de vinculación que deberían ser desarrollados por las instituciones de I+D para acercar su quehacer al sector empresario. A esto se sumó una ponencia sobre los resultados que arrojó, en materia de indicadores de vinculación, la aplicación en varias instituciones iberoamericanas del Manual de Valencia. La tercera participación, de corte más reflexivo, aludió a las dificultades y los desafíos que enfrenta la vinculación en países como los nuestros, caracterizados por desigualdades a nivel social y económico que complejizan la comparación a nivel metodológico.

A la par, la sesión “Indicadores de cultura científica, percepción y apropiación social del conocimiento”, moderada por Antonio Firmino da Costa (ISCTE, Portugal), instaló una discusión que merodeó las transformaciones en las actitudes hacia la ciencia y la tecnología de los habitantes de distintos países de Iberoamérica, entre ellos Argentina y Brasil, a la luz de la creación y la expansión de movimientos anticiencia surgidos en los últimos años, especialmente durante la pandemia de Covid-19.

“El español y el portugués como lenguas del conocimiento”, un tema muy importante en la agenda de actividades de la OEI, contó con la moderación de Margarita Correia (Universidade de Lisboa, Portugal) y versó sobre la construcción de ambos idiomas iberoamericanos como lenguas de ciencia con impacto real en la producción de literatura científica a nivel regional e internacional, en tiempos en los que la corriente principal de la ciencia dificulta el acceso y la visibilidad de trabajos que no estén escritos en inglés.

Con la moderación de Ernesto Fernández Polcuch (UNESCO), la sesión “¿Es posible medir el impacto social de la ciencia y la tecnología?” trató una arista que siempre ha presentado dificultades estadísticas. A partir de experiencias como el Proyecto Multibien, se buscó iluminar el abordaje metodológico de la huella que los hallazgos y las políticas de la ciencia y la tecnología dejan en el entramado social, una labor espinosa a la hora de traducir este impacto en estadísticas confiables y comparables.

“Indicadores de educación para la sociedad digital”, sesión cuya moderación corrió por cuenta de Luisa Ribeiro Lopes (INCODE 2030), puso en consideración el Plan Ceibal, proyecto uruguayo que alcanzó un gran éxito en su desafío de poner lo digital al servicio del derecho a la educación (logro que se obtuvo a partir de la entrega gratuita de computadoras a los estudiantes del sistema público), y se completó con un desglose de los primeros 25 años de la Red Iberoamericana de Indicadores de Ciencia y Tecnología (RICYT) como ejemplo a imitar en términos de sus muchos lauros en materia de cooperación a nivel internacional.

Durante la sesión “Experiencias de medición de la percepción pública de la ciencia en Iberoamérica”, moderada por Carina Cortassa (Centro Redes, Argentina), se describieron proyectos desarrollados en Panamá, Portugal, España, Colombia y México con un eje común: cómo construir indicadores que permitan establecer mejores canales de comunicación para visibilizar y definir qué entendemos por percepción y apropiación social de la ciencia en nuestra región.

Moderada por el español Juan Carlos Toscano, la sesión “Experiencias de medición en la producción científica y el acceso abierto” desplegó un conversatorio acerca del análisis bibliométrico y la representatividad geográfica de los índices que construyen información estadística sobre las publicaciones científicas dentro y fuera de Iberoamérica, así como también acerca del necesario paso que la región debe realizar para ir del acceso abierto a la ciencia abierta, un avance que debería venir acompañado por un diseño homogéneo de políticas de fortalecimiento de revistas y prácticas editoriales.

“Indicadores de ciencia y tecnología en la educación superior”, sesión a cargo de Laura Osorio (Red INDICES y OCTS), puso bajo la lupa el conglomerado de actividades que se llevan adelante a la hora de medir zonas complejas del ámbito universitario: evaluaciones, becas, cooperación internacional, producción científica y prácticas de enseñanza, entre otras.

La última sesión del primer día, “Experiencias nacionales en la medición de la ciencia y la tecnología”, conducida por Laura Trama (OCTS y RICYT), recuperó y destacó el desarrollo de programas en Perú, España, Cuba y Colombia que tienen por propósito medir el avance de la ciencia, la tecnología y la innovación, generar estadística comparable sobre I+D e innovación, y dar cuenta de la evolución que han manifestado en su configuración los vínculos entre investigadores y universidades.

Demandas metodológicas y cambios tecnológicos

En su segunda jornada, el XI contó con la conferencia de Fred Gault, profesor de la Universidad de las Naciones Unidas y consultor de varios gobiernos e instituciones internacionales. Gault habló de la evolución de los indicadores desde la creación del Manual de Oslo en 1992 y de la segmentación de los distintos sectores, así como de la evolución de la propia definición de innovación en las últimas décadas. Respondiendo a las preguntas del público, el experto internacional defendió que «es un error introducir algoritmos en la medición de los indicadores».

Fred Gault: “El Manual de Oslo plantea una pregunta: ¿dónde están los manuales para orientar la medición de la innovación en sectores distintos al empresarial?”.

En el marco del panel “El futuro de los indicadores. Demandas metodológicas y cambios tecnológicos”, Fernando Galindo, de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), expuso una visión general de lo que se ha hecho en la organización, el tipo de indicadores más solicitados, sobre todo en el contexto de la pandemia, y la necesidad de racionalizar las metodologías para la elaboración de indicadores. Mencionó como futuras prioridades de la OCDE: trabajar en los datos e indicadores de tecnología e innovación, medir las políticas de innovación y su impacto, y abordar el aspecto humano en la ciencia y la tecnología.

A continuación, Rodolfo Barrere dejó planteadas cuestiones sobre los retos metodológicos y técnicos. En un momento en el que la velocidad del cambio tecnológico implica revisar la relación entre usuarios y productores de información estadística, acortar los tiempos de producción de la información y tener en cuenta los constantes cambios en las formas de comunicar, Barrere afirmó que “es necesario un consenso sobre qué vamos a medir; qué queremos medir; cómo vamos a medir, dónde y quién va a medir”, además de respuestas a las preguntas: qué datos, qué fuentes y con qué métodos.

Rodolfo Barrere: «Es necesario un consenso sobre qué vamos a medir; qué queremos medir; cómo vamos a medir, dónde y quién va a medir».

La subdirectora general de la Dirección General de Estadísticas de la Educación y Ciencia (DGEEC), Filomena Oliveira, habló de la maduración del proceso de producción de indicadores de Investigación y Desarrollo (I+D), en Portugal, desde los años 80 del siglo XX y en particular desde 1995, cuando se creó el Observatorio de las Ciencias y las Tecnologías. La funcionaria se refirió a los avances desde principios de la década de 2000 y anunció el nuevo proyecto de gestión de datos, trayectorias de formación y educación (GDPEF) que está creando la DGEEC.

Cristina Moneo, directora general de planificación, seguimiento y evaluación del Ministerio de Ciencia e Innovación de España, presentó el sistema que se está creando en el país desde 2017. El sistema de información de ciencia, tecnología e innovación (SICTI), describió Moneo, «es una herramienta de captación de datos, homogeneización bajo parámetros estandarizados de tratamiento y explotación de información». El sistema ordena la unificación de criterios a nivel nacional, incluidas las comunidades autónomas, y tiene como objetivo proporcionar un mejor conocimiento del sistema tecnológico y de innovación español, mejorar la transparencia y rendir cuentas a los ciudadanos sobre el uso de los datos.

Carlos Coimbra, del Instituto Nacional de Estadística (INE) de Portugal, mencionó que, aunque el instituto no procesa datos sobre ciencia y tecnología, sí reúne un conjunto de información valiosa sobre 400.000 empresas, a través del sistema de información empresarial certificada (IES), que permite un análisis multidimensional y proporciona mucha información sobre la innovación en Portugal. Con este sistema, según Coimbra, “se puede comparar, y demostrar, que las empresas innovadoras suelen tener un valor añadido tres veces superior al de las empresas no innovadoras”.

Ponencias paralelas del segundo día

Durante el segundo día, las sesiones paralelas abarcaron diferentes temas de importancia para el ámbito: estadística sobre la relación género-ciencia; las vocaciones científicas y su nexo con la sistematización de información sobre educación superior; indicadores de ciencia, tecnología e innovación; acceso abierto y nuevas tecnologías; y experiencias en indicadores para la evaluación, entre otros.

“Indicadores de género en ciencia y tecnología”, sesión moderada por Paula Sánchez (OEI), repasó las últimas novedades en materia de indicadores de ciencia, tecnología y género en Iberoamérica en dos niveles: por un lado, con un espíritu generalista, se revisó el estado del arte en Iberoamérica; por el otro, se dio lugar a casos específicos que están imbricados con la temática, como la situación de género en la I+D portuguesa.

A la par, la sesión “Indicadores de educación superior y vocaciones científicas”, moderada por Carlos Pérez Rasetti (UNPA-UNPAZ-UGD, Argentina), trajo a colación uno de los principales ejes de trabajo que fueron desarrollados durante el XI Congreso: la sistematización y puesta en disponibilidad de información confiable y comparable sobre educación superior en nuestra región. La sesión dio voz a la descripción de iniciativas como la Red de Indicadores de Educación Superior (Red INDICES), que ya lleva un lustro aplicando y perfeccionando una batería de instrumentos de medición en instituciones universitarias de gran cantidad de países iberoamericanos, así como también participaciones de representantes de IESALC-UNESCO y CIPES de Portugal.

La sesión “Particularidades de los indicadores de ciencia, tecnología e innovación en Iberoamérica” fue moderada por Gustavo Arber (MINCYT, Argentina) y continuó el esquema de considerar la temática mencionada en el título desde una perspectiva doble, con un ojo puesto en la observación general y el otro en casos individuales. Por un lado, se aprovechó la oportunidad para pasar revista al derrotero de la Red Iberoamericana de Indicadores de Ciencia y Tecnología (RICYT), en esta ocasión como comunidad de práctica. Por el otro, se presentó un informe sobre el impacto de los nuevos incentivos en la investigación académica en Uruguay, se atendió a los desafíos que trajeron para la región los cambios metodológicos impuestos por la edición 2018 del Manual de Oslo y se exhibieron los resultados preliminares de un estudio sobre la sociedad digital iberoamericana y su papel ante crisis globales, más específicamente la actual pandemia de coronavirus.

Con la moderación de Guillermo Anlló (UNESCO), la sesión “Indicadores de producción científica: acceso abierto y nuevas tecnologías” recuperó aspectos ya tratados durante el primer día del XI Congreso en lo relativo al presente de las revistas científicas de alcance nacional e internacional y su relevancia en la evaluación de la producción de los investigadores latinoamericanos. Participaron expertos del Centro Redes argentino, el Programa Folec y LA Referencia.

“Midiendo las brechas de género en Iberoamérica”, sesión conducida por Ana Ribeiro Alves (OEI), comenzó con un reconocimiento a los cuidados, dimensión de enorme relevancia que sin embargo se mantiene ausente en el ámbito científico, y prosiguió con un análisis empírico del empleo de hombres y mujeres en ciertos rubros de la innovación española. Luego se dio paso a un abanico de estudios de género regionales que versan sobre indicadores de producción científica y su repercusión social.

Durante la sesión “Medición de actividades innovadoras en Iberoamérica”, moderada por Ana Martins (DGEEC, Portugal), se describieron proyectos sobre los efectos del desempeño ambiental en la competitividad, la eficiencia de los sistemas nacionales de innovación medida por objetivos, la evaluación de las políticas públicas guatemaltecas mediante indicadores de ciencia y tecnología y un trabajo sobre la relación entre la invención y las redes colaborativas en América Latina a partir de datos verificables de patentes.

Moderada por la brasilera Regina Gusmao, analista senior en ciencia y tecnología, la sesión “Nuevas métricas de la producción científica en Iberoamérica” desentrañó experiencias relacionadas con la ciencia abierta en América Latina, los indicadores del Manual de Cuyo sobre la circulación de la producción científica en las universidades nacionales de Argentina, una caracterización de Dialnet Métricas como portal para la evaluación de las ciencias sociales en Iberoamérica y un despliegue de mapas plurales de ciencia para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

La sesión de cierre, “Experiencias en indicadores para la evaluación en Iberoamérica”, a cargo de Paulo Quaresma (FCT, Portugal), destacó iniciativas de distinto alcance y dimensión, entre ellas el direccionamiento estratégico de un centro de investigación de Colombia y el papel de la información estadística en la medición del impacto de la investigación, el desarrollo tecnológico y la innovación en la industria del mismo país, así como también los hallazgos que produjo la aplicación de indicadores en la educación superior de Costa Rica y en la evaluación del impacto científico-tecnológico en proyectos agrícolas colombianos.

15 años del Manual de Lisboa

El panel “15 años del Manual de Lisboa. Nuevos desafíos” estuvo dedicado a celebrar el armado del documento que estableció las pautas indispensables para interpretar los datos estadísticos disponibles y construir indicadores referidos a la transición de Iberoamérica hacia la sociedad de la información. Mientras que Javier Echeverría, investigador vasco retirado de extensa trayectoria, vaticinó que “en unos años estaremos hablando de algoritmos de datos más que de datos o indicadores”, señal de problemas que todavía desconocemos, Nuno de Almeida Alves, de ISCTE-IUL, ahondó en esa sospecha y la centró en la incertidumbre que la humanidad enfrentará en unas décadas a nivel laboral: «Es difícil pensar todavía cómo será el mercado del trabajo del futuro». Sobre esa misma línea de pensamiento avanzó José Luis Albuquerque, funcionario del Ministerio de Trabajo de Portugal, al desglosar las desventajas y las zonas aún oscuras del teletrabajo. Por último, Catarina Carreira, de DGEEC, describió la estructura y los objetivos primarios del Observatório das Competências Digitais, un organismo que no sólo produce datos sobre el ámbito en Portugal, sino que también ofrece confiabilidad en la medición comparabilidad con la media europea.

Alexandre Quintanilha: “Cuando son presionados para cambiar sus convicciones, muchos investigadores seleccionan los datos que refuerzan su visión del mundo».

De este último panel se pasó a la conferencia final del XI Congreso, que estuvo a cargo de Alexandre Quintanilha y versó sobre una serie de desmitificaciones acerca del supuesto carácter inmutable de la información estadística. Los que usan los datos, dijo el investigador de IBMC-UPorto, son seres humanos que en ciertas ocasiones hacen elecciones inconscientes respecto de la información que gestionan. A su vez, Quintanilha indicó que el proceso de construcción del conocimiento se logra a partir de una combinación de “curiosidad, que trae nuevas preguntas, imaginación, que genera nuevas hipótesis, y evidencia, que impone su capacidad esclarecedora y predictiva”.

Tras esta última conferencia, llegó la hora de la clausura del XI Congreso. La mesa final estuvo integrada por Barrere, Rodrigues, Teresa Patricio (directora de CIES-ISCTE), Nuno Neto Rodrigues (director general de DGEEC) y Ana Paula Laborinho (directora de la oficina de OEI en Portugal), quienes agradecieron a la concurrencia por el interés manifestado durante todo el encuentro y valoraron la calidad de las ponencias y los debates que tuvieron lugar en Lisboa, en tiempos donde las dificultades ligadas a la pandemia han hecho todavía más desafiante la discusión acerca de la construcción de indicadores de ciencia y tecnología a nivel iberoamericano.