Mónica Salazar: construyendo indicadores para Colombia e Iberoamérica

Directora ejecutiva del Observatorio Colombiano de Ciencia y Tecnología (OCYT), Mónica Salazar no sólo tiene una gran experiencia en su país como experta en política de investigación e innovación, sino que también cuenta con una extensa carrera en la construcción de indicadores de ciencia y tecnología a nivel iberoamericano.

En ese sentido, el 2013 fue un año muy exigente para Salazar y su equipo de trabajo. Por un lado, el OCYT colaboró activamente con la Red de Indicadores de Ciencia y Tecnología –Iberoamericana e Interamericana- (RICYT) para organizar el IX Congreso Iberoamericano de Indicadores de Ciencia y Tecnología que se realizó a principios de octubre en Bogotá. La colaboración se extendió además a la tarea de presidir el Comité Técnico de la Red durante 2013, actividad que significó todo un reto y de la que ambas instituciones obtuvieron una importante serie de lecciones.

El Comité Técnico es un grupo integrado por los representantes de las distintas oficinas encargadas de la construcción de indicadores en los organismos nacionales de ciencia y tecnología de Iberoamérica. Viene reuniéndose de manera anual desde 2007 y su andar puede ser interpretado como un símbolo del estado de madurez de la RICYT, que con casi 20 años de existencia a sus espaldas continúa enfatizando la necesidad de lograr una integración cada vez mayor entre los países de la región para lograr objetivos a largo plazo en materia de medición. Durante el próximo año la presidencia rotativa del órgano recaerá sobre el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la República Argentina (MINCYT).

 

Atrás queda, entonces, otro año de muchísimo trabajo para seguir consolidando una unión iberoamericana a todas luces necesaria. En la siguiente entrevista conversamos con Salazar acerca de la importancia de la cooperación regional para la construcción de indicadores, el futuro de la RICYT, la historia de la entidad colombiana y los múltiples proyectos que actualmente se están llevando adelante en su seno.

PREGUNTA: Durante el último año, usted se desempeñó como presidenta rotativa del Comité Técnico de la RICYT. ¿Qué opinión tiene del trabajo que realizan hoy por hoy los miembros de la Red?

RESPUESTA: Yo creo que el año que ha pasado nos ha dejado varias lecciones. Tenemos que trabajar más en la participación y la intervención de los enlaces de los respectivos organismos nacionales de ciencia y tecnología. No sólo es importante definir cuáles serán los temas a tratar –es decir, por dar un ejemplo, si vamos a trabajar en biotecnología o a profundizar en la medición de actividades en ciencia y tecnología (ACT)-, sino también definir claramente los objetivos sobre los que se terminará operando. Cada tema debe tener sus problemáticas, sus preguntas, su cronograma, su agenda, sus responsables. Sólo prestando atención a estos factores se podrá avanzar. Los temas que hemos seleccionado son correctos, tienen mucho potencial y reflejan en buena medida el interés de los diferentes países de la región, pero no hay que olvidar que elegir un tema es sólo una parte del trabajo. Por otro lado, todavía nos falta crecer en la interacción real, cara a cara, que es indispensable para avanzar en estos temas a distancia, y así poder interactuar de manera virtual.

P: A partir de las líneas de trabajo que se van a realizar durante el próximo año, ¿cree que se podría llegar a una metodología de trabajo más fluida y consolidada?

R: Considero que sí y realmente espero que así sea. Si bien sólo es un comienzo, la conformación de las nuevas mesas de trabajo que tuvo lugar en Bogotá sirvió para hacer realidad ese primer lazo, los primeros acuerdos mínimos sobre qué y cómo trabajar. Quedará para cada coordinador de grupo el reto de mantener esta dinámica. Creo sinceramente que el trabajo de coordinación de los equipos es todavía más importante que la presidencia del comité. Es imposible pensar que una persona sola puede dinamizar al mismo tiempo cinco líneas de trabajo distintas. Estamos hablando de una tarea que tenemos que llevar adelante entre todos. El éxito de la RICYT dependerá de cuánto aporte cada país de sí para alcanzar el objetivo común, que es una Iberoamérica con indicadores fiables en materia de ciencia y tecnología.

P: El OCYT ya lleva sobre sus espaldas casi 15 años de trabajo. De todos modos, ¿cómo describiría a la institución para el público iberoamericano?

R: El OCYT nace en 1999, promovido en el espectro nacional por COLCIENCIAS y por el Departamento Nacional de Planeación, con la idea de reunir a un conjunto importante de universidades y centros de investigación para trabajar en conjunto. Eso hace que el OCYT tenga una característica muy particular, porque lo que tenemos no es simplemente el respaldo de nuestro organismo nacional de ciencia y tecnología, sino también el de muchos otros actores primordiales del sistema científico y tecnológico colombiano. Somos una institución privada, sin fines de lucro, lo que nos da una flexibilidad para trabajar bastante importante. La misión a partir de la cual se crea el OCYT es la producción de indicadores con una condición especial: en la medida que es posible, no recolectamos información. Lo que nosotros hacemos es utilizar múltiples fuentes de información y bases de datos de distintas entidades a nivel nacional para elaborar nuestros indicadores. Sólo hacemos recolección cuando la información no existe o no es de la calidad deseada. Lo que ha venido haciendo el OCYT a lo largo de estos años es generar un conocimiento profundo de todo el sistema colombiano de ciencia, tecnología e innovación. Hemos desarrollado una capacidad extensa para hacer evaluaciones y caracterizaciones, lo que nos ha provisto de un reconocimiento importante tanto en nuestro país como en el resto de la región.

P: A nivel iberoamericano, ¿cómo diría que se encuentra hoy el sistema colombiano de ciencia y tecnología?

R: Ésa es, naturalmente, la pregunta que siempre nos hacen. Al estar en posesión de series de datos de más de diez años, podemos decir que Colombia ha experimentado un crecimiento sostenido en casi todos los indicadores. El que menos ha crecido es el indicador de inversión. En ese aspecto estamos algo rezagados respecto a nuestros países vecinos. Sin compararnos con Brasil ni con México, aún sufrimos un retraso frente a países de parecido nivel de desarrollo. Los niveles de producción científica o de producción de patentes, por dar dos ejemplos, son menores. Resumiendo: se viene dando un crecimiento marcado y se espera un crecimiento mayor -dada la asignación de recursos que se ha dado en el último tiempo-, pero partimos de un nivel bajo. El indicador que hemos estado utilizando mucho últimamente es el que tiene que ver con la tasa de crecimiento de la producción científica colombiana, sobre todo a partir de la información que manejan las fuentes internacionales. Nuestra pregunta es si este dato refleja de verdad que hay más producción. Por un lado, gracias a las campañas de incorporación de revistas iberoamericanas y de habla hispana en índices internacionales como Scopus, se ha ganado una mayor visibilidad en esas bases. Por otro lado, los investigadores colombianos están realizando esfuerzos importantes por publicar más en revistas indexadas, y esperamos que ese crecimiento se mantenga.

P: Durante el IX Congreso, presentaron los últimos libros que ha editado el OCYT. ¿Existe algún otro proyecto que esté teniendo lugar en este momento y que usted desearía resaltar?

R: Me gustaría destacar dos proyectos. Uno es una encuesta que estamos haciendo sobre actividades de ciencia y tecnología en nuestras universidades. Es un proyecto interesante porque estamos revisando dos componentes, por un lado la inversión y por el otro los recursos humanos. En el caso colombiano, contar con información detallada de las instituciones de educación superior es vital porque ha sido siempre un ámbito muy difícil, en parte porque sus sistemas contables no se corresponden con la medición del que hace el OCyT. A eso se suma el hecho de que en Colombia las universidades son las instituciones que generan la mayor porción de producción científica y las que forman más profesionales de la ciencia. Desde el OCYT creemos que disponer de información precisa al respecto va a echar una nueva luz sobre nuestros indicadores nacionales. El segundo proyecto a resaltar no tiene tanto que ver con la medición, pero sirve para mostrar la diversidad del trabajo que realizamos dentro del Observatorio. Lo estamos terminando en este momento –será publicado en formato libro a fines de octubre- y consiste en un estudio de la historia social e institucional de COLCIENCIAS. Se trata de un análisis muy amplio en el que colaboraron más de 25 investigadores de varias instituciones, entre ellas el OCYT, la Universidad Nacional, la Universidad del Rosario y la Universidad Javeriana. Dentro del estudio se incluye no sólo el recorrido de COLCIENCIAS como institución, sino también su injerencia en las distintas políticas que tuvieron lugar en Colombia y la participación que han tenido en ellas los diversos actores. Esperamos que este proyecto marque un hito en el estudio de la ciencia, la tecnología y la innovación de nuestro país.