Se presentó El Estado de la Ciencia 2023

En un encuentro que combinó información estadística sobre la actualidad de la ciencia en Iberoamérica y debates acerca del impacto de la inteligencia artificial en la región, el 12 de diciembre se presentó El Estado de la Ciencia 2023, publicación anual de la Red Iberoamericana de Indicadores de Ciencia y Tecnología (RICYT) que editan en conjunto la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) -a través del Observatorio Iberoamericano de la Ciencia, la Tecnología y la Sociedad (OCTS)- y la Oficina Regional de Ciencias para América Latina y el Caribe de UNESCO, con sede en Montevideo. La presentación se realizó de manera virtual y fue trasmitido a través del canal de OEI en YouTube para más de 800 personas.

En sus palabras de apertura, Mariano Jabonero, secretario general de OEI, destacó que la presentación era una señal clara del éxito que viene cosechando la publicación desde hace años. “Esto también se corresponde con un cambio de paradigma para nuestra organización”, dijo. “La OEI está virando y prestando cada vez más atención al futuro digital de nuestras sociedades. El conocimiento que generamos tiene que ser implementado en el territorio. Ese el techo de cristal a romper”.

En representación de UNESCO, el director regional Ernesto Fernández Polcuch resaltó el oportunismo de publicar un dossier sobre inteligencia artificial en un contexto de cambio acelerado: “A medida que transforma nuestra realidad, tenemos que pensar la IA desde el aspecto ético. Debemos preguntarnos, además, cuál es el rol de la IA en América Latina. Este informe nos permite entender dónde estamos en ese mapa y hacia dónde podemos ir.”

Indicadores 2023

A continuación, el equipo de trabajo de RICYT repasó los principales indicadores surgidos del relevamiento realizado a lo largo de 2023 en colaboración con los países integrantes de la red.

Durante su introducción, Rodolfo Barrere, coordinador de RICYT y OCTS, contó el recorrido del grupo hasta el presente. “La OEI existe desde 1995, año en el que también se publicó la primera edición de El Estado de la Ciencia”, dijo. “Trabajamos con una gran red de referentes de todos los países de la región para recopilar información, discutir periódicamente la metodología utilizada y repartir esfuerzos para que los indicadores sean comparables a nivel internacional y entreguen un panorama confiable acerca de cuál es el estado del arte en el ámbito de la ciencia y la tecnología.”

A partir de gráficos comparativos, Laura Trama, secretaria técnica de RICYT y miembro del equipo del OCTS, expuso las principales conclusiones extraídas del último relevamiento de la red, que podrían glosarse en los siguientes dos puntos:

  • En 2021 -último año con información disponible- se evidenció una recuperación económica en la región tras la contracción del producto bruto interno (PBI) sufrida en 2020 en todos los bloques geográficos como consecuencia de la pandemia de COVID-19. Sin embargo, el ritmo de recuperación no fue el mismo en todos los casos: los países asiáticos fueron los de mayor crecimiento, mientras que América Latina y el Caribe experimentaron una recuperación más moderada. Esto tuvo un correlato en todos los indicadores generados por la RICYT acerca de inversión en investigación y desarrollo (I+D), cantidad de investigadores, producción científica en bases de datos como SCOPUS y solicitud de patentes, entre otras aristas.
  • A pesar de contar con una baja intensidad de inversión respecto de su potencial económico y humano, Iberoamérica mostró una evolución positiva en el último decenio, sobre todo en lo relativo a la cantidad de personal dedicado a la investigación. Sin embargo, aún persisten ciertos desafíos irresueltos, como la fuerte concentración de recursos en pocos países (Brasil, México y Argentina retienen el 84% de la inversión total en ciencia y tecnología) y la necesidad de potenciar una mayor participación del sector productivo en las actividades de I+D (al acaparar un 56% del financiamiento, el sector gubernamental sigue siendo el inversor principal de este tipo de actividades).

Dossier sobre inteligencia artificial

Moderada por Guillermo Anlló, especialista regional del Programa Políticas de Ciencia, Tecnología e Innovación de UNESCO, la segunda presentación dio cuenta del dossier especial de la publicación, que este año estuvo dedicado a la inteligencia artificial, su desarrollo en Iberoamérica, los cambios potenciales que traerá a nuestras sociedades y las implicancias éticas de su introducción a la vida humana.

“A pesar del crecimiento en la producción científica en la materia, Iberoamérica aún tiene una representación limitada”, declaró Barrere. “Fomentar una mayor especialización en IA es un desafío para las políticas públicas. Estos procesos deben empezar desde los distintos niveles de formación, lo que incluye la formación de científicos, ingenieros y profesionales en IA, pero también interesar y formar a las nuevas generaciones en estos temas desde los primeros niveles. El desafío está en vincular la ciencia con las demandas sociales y de la producción. La investigación científica en IA debe traducirse en aplicaciones prácticas y soluciones para los desafíos regionales.”

En este último punto coincidió Julio Raffo, jefe de la sección de economía de la innovación de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), quien afirmó que la participación de América Latina en términos de solicitud de patentes de tecnologías digitales apenas alcanza el 0,2% del total. “Hay una dificultad en la región en lo que tiene que ver con la creación detectable de tecnologías”, advirtió el especialista. “Es importante generar y fortalecer ecosistemas de innovación. En el período 2000-2020, la solicitud de patentes de tecnologías digitales fue la predominante a nivel mundial. De ahí el mote de cuarta revolución industrial. Siendo optimistas, podemos decir que nuestros países tienen mucho terreno para recorrer.”

Eleonora Lamm, responsable del sector de ciencias sociales y humanas de UNESCO para América Latina y el Caribe, abordó aspectos éticos relacionados con las implicancias a futuro de las AI. “Necesitamos respuestas éticas universales. No hay mecanismos de rendición de cuentas si algo falla con la IA”, advirtió. Promediando su exposición, la experta narró un ejemplo de sesgo a partir de la pregunta “¿Qué es una mujer?”, realizada a ChatGPT, y dio detalles sobre el Marco Ético Global de Inteligencia Artificial que impulsa UNESCO y que ya han firmado los 193 países miembros. “Hay consenso sobre cómo abordar éticamente la IA”, explicó Lamm. “Lo que proponemos son principios que permiten pasar de la teoría a la práctica, con líneas de acción para normalizar cuestiones de género, medioambiente, educación y cultura, entre otras, en la generación y aplicación de AI.”

Antes del cierre, los periodistas acreditados realizaron preguntas sobre la construcción de indicadores y los textos incluidos en el dossier. Ana Capilla, directora de educación superior y ciencia de OEI, agradeció su presencia e hizo saber su deseo de que los contenidos de El Estado de la Ciencia 2023 se difundan. “Es necesario que estos artículos alcancen un público a gran escala en Iberoamérica, y que los tomadores de decisiones puedan arribar a conclusiones enriquecedoras a partir de ellos”, concluyó.

El Estado de la Ciencia 2023 está disponible aquí.